La forma en que este virus entra a la célula es a través de la unión de una enzima la cual se denomina ACE 2.
Esta enzima se encuentra en la mucosa respiratoria y también intestinal y al momento de la unión trabaja como un cerrojo que se abre para permitir la entrada del virus.
Se sabe que en las personas que tienen mutada esta enzima ( ACE2) tienen disminución de la expresión de ciertos peptidos antimicrobianos y consecuentemente, una alteración en la composición de su microbiota. Por lo que es posible que la infección por el covid- 19 tenga alguna relación con el estado de la microbiota intestinal.
Incluso ya se está hablando del eje intestino – pulmón, aunque todavía no es tan conocido como el super comentado y estudiado eje intestino – cerebro.
Lo que sí sabemos todos es que frecuentemente las personas con enfermedades respiratorias acaben teniendo alteraciones intestinales secundaria y eso se ha observado en el COVID 19.
Recuerden que las gripes influyen en la producción de ácidos grasos de cadena corta a partir de nuestra microbiota intestinal, por lo que una disbiosis secundaria aumenta la susceptibilidad para una sobreinfección respiratoria bacteriana.
Ciertamente, no se ha podido acumular aún mucha experiencia clínica suficiente como para demostrar el papel terapéutico de la modulación microbiotica en el COVID 19, pero sería conveniente utilizarla como una opción más de tratamiento, por lo menos de manera complementaria.
El estado de nuestro intestino, mucosa y microbiota pueden ayudar a reducir el impacto del virus.
Restauremos nuestros intestinos con la glutamina y el caldo de hueso para tener un epitelio intestinal firme donde nuestras bacterias puedan estar en óptimas condiciones para realizar su trabajo.
Andrea Ulloa Gonzalez